miércoles, 19 de septiembre de 2012

Carrillo

    Decía Marcelino Camacho (también elevado a los cielos hace ahora un par de años): "Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar", lo que en lenguaje político significa: "nos amansaron, nos plegaron y nos han domesticado"... No hay más que echar un vistazo a CC.OO. y al PCE.
   Bueno, pues eso le pasó a Carrillo. Desde el ferviente estalinista que fue en su juventud, hasta llegar a ser el arribista y traidor a la clase obrera, fue "domado, doblado y domesticado".
   Tragó con la bandera fascista; tragó con la monarquía absurda; tragó con la Constitución de pacotilla; tragó con la democracia de baratillo; tragó con el olvido de la víctimas —no ya de la guerra— sino de la larga noche el fascismo...
    Demasiadas tragaderas tenía el nonagenario. Un superviviente, un camaleón, vamos... un chaquetero. Hasta el PPSOE que llegó, ¡ni más ni menos!, junto a Felipito González... a dormir la siesta y a mirar hacia otro lado y fumarse un puro (puro habano para Felipe; pitillito, para Santiago; ¡que todavía hay clases...!) mientras entre todos asentaban este vergonzoso engaño al pueblo, mal llamado "democracia".

1 comentario:

  1. ¡¡Excelente reflexión!! Suscribo cada palabra tuya. No sé si lo domesticaron o simplemente él quiso ser domesticado, que es casi peor, fue una gran decepción. Salud!

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