Perros a sueldo de los más oscuros intereses empresariales y antiobreros, los maderos manchados de sangre inocente hacen lo único que saben hacer: reprimir la protesta obrera al mandato de su amo capitalista.
Babeantes y excitados, los putos maderos afilan sus colmillos para clavarlos en la carne de inocentes que luchan por la dignidad y la libertad.
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